Cómo funciona el consentimiento

En una relación sana, todas las parejas pueden hablar abiertamente y ponerse de acuerdo sobre el tipo de actividad en la que quieren participar. Ya sea que se tomen de la mano, se besen, se toquen, tengan relaciones sexuales o cualquier otra cosa, es importante que todas las personas en una relación se sientan cómodas con lo que está pasando, cada vez que pase.

Una idea equivocada muy común sobre el consentimiento es que hablar de él o pedirlo hará que la ocasión sea incómoda o “arruine el momento”.

En todo caso, el ambiente es más positivo cuando las parejas se sienten seguras y pueden comunicarse libremente sobre lo que quieren.

Discutan con anticipación qué significan términos como “ir hasta el final” para cada uno y consideren tener estas conversaciones fuera de los momentos físicamente íntimos para que se sientan cómodos estableciendo sus límites.

Recuerden tener estas conversaciones con regularidad: el consentimiento otorgado una vez no implica un consentimiento futuro; nadie está obligado a dar su consentimiento, incluso si lo han hecho en el pasado.